Una o dos porciones diarias de productos lácteos fermentados garantizan el consumo de la norma diaria de calcio, bifidobacterias y lactobacilos. Además, son una buena fuente de proteínas de calidad.
El tamaño de una porción de productos lácteos fermentados equivale a un vaso de kéfir, un envase de requesón de hasta 200 g o dos cucharadas de nata.
